Aquí en Madrid es difícil sentir la vibración del planeta. Es todo muy disperso entre tanta polución mental. Somos más de cinco millones de personas con sus propios pensamientos a la vez, normalmente pensamientos dispersos o distraídos . Casi no vemos el cielo y no hay horizonte. La naturaleza queda reducida a los árboles de las aceras o a las flores que ponemos en casa. Al mismo tiempo siento una enorme necesidad de sentirme conectado con la tierra.
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Aquí en Madrid es difícil sentir la vibración del planeta. Es todo muy disperso entre tanta polución mental. Somos más de cinco millones de personas con sus propios pensamientos a la vez, normalmente pensamientos dispersos o distraídos . Casi no vemos el cielo y no hay horizonte. La naturaleza queda reducida a los árboles de las aceras o a las flores que ponemos en casa. Al mismo tiempo siento una enorme necesidad de sentirme conectado con la tierra.
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