Después del largo encierro y ahora que llega el verano, siento la necesidad , no la posibilidad, de naturaleza. Los lugares de mi infancia han desaparecido de mi vida por razones que no vienen al caso. Quedan los recuerdos, que son una carga , o incluso en ocasiones un consuelo , que uno lleva consigo mismo , al resguardo de la voluntad ajena. Nadie puede robarte tus recuerdos. Los que han pasado el confinamiento cerca de la naturaleza , no saben lo que significa un encierro en la ciudad. Yo no me quejo, no sea que...pero hsy una diferencia. Por mi destino , la mayor parte de los veranos de mi vida , o muchos, los he pasado encerrado en Madrid. Este no parece , no tiene pinta, de que vaya a ser diferente. Naturalmente echo mucho de menos estar en contacto con la naturaleza, ver anchos cielos y pisar tierra. Soy pintor y pinto encerrado y con las contraventanas cerradas para evitar en lo posible el calor, que llega a ser muy agobiante.
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Después del largo encierro y ahora que llega el verano, siento la necesidad , no la posibilidad, de naturaleza. Los lugares de mi infancia han desaparecido de mi vida por razones que no vienen al caso. Quedan los recuerdos, que son una carga , o incluso en ocasiones un consuelo , que uno lleva consigo mismo , al resguardo de la voluntad ajena. Nadie puede robarte tus recuerdos. Los que han pasado el confinamiento cerca de la naturaleza , no saben lo que significa un encierro en la ciudad. Yo no me quejo, no sea que...pero hsy una diferencia. Por mi destino , la mayor parte de los veranos de mi vida , o muchos, los he pasado encerrado en Madrid. Este no parece , no tiene pinta, de que vaya a ser diferente. Naturalmente echo mucho de menos estar en contacto con la naturaleza, ver anchos cielos y pisar tierra. Soy pintor y pinto encerrado y con las contraventanas cerradas para evitar en lo posible el calor, que llega a ser muy agobiante.
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