De vez en cuando mentalmente me voy a Nueva York. Hay algo de mi infancia en sus calles. No entre los rascacielos de Upper Manhattan sino en las calles de Midtown. Ferreterías, tiendas de viejo, garages , comercios de barrio, tiendas de flores, que hay muchas en N.Y , cafetuchos de esquinazo , pequeños comercios de todo tipo...y conserva una atmósfera , casi de pelicula en blanco y negro, de aquella ciudad del pasado que todos recirdamos , aunque no la hubieramos pidado en la vida. Cuando estas allí, todo te es familiar.Eso Madrid lo ha perdido totalmente . Nada me recuerda a mi infancia. No conservamos las cosas. Vivímos entregados al permanente cambio que dicta el mundo del comercio de franquicias y multinacionales. Hemos ahogado el pequeño comercio familiar. Nueva York cambia también permanentemente , pero todavía conserva una parte de lo que fue hace cincuenta, setenta, cien años...y eso le da un encanto especial.
1 comentarios:
De vez en cuando mentalmente me voy a Nueva York. Hay algo de mi infancia en sus calles. No entre los rascacielos de Upper Manhattan sino en las calles de Midtown. Ferreterías, tiendas de viejo, garages , comercios de barrio, tiendas de flores, que hay muchas en N.Y , cafetuchos de esquinazo , pequeños comercios de todo tipo...y conserva una atmósfera , casi de pelicula en blanco y negro, de aquella ciudad del pasado que todos recirdamos , aunque no la hubieramos pidado en la vida. Cuando estas allí, todo te es familiar.Eso Madrid lo ha perdido totalmente . Nada me recuerda a mi infancia. No conservamos las cosas. Vivímos entregados al permanente cambio que dicta el mundo del comercio de franquicias y multinacionales. Hemos ahogado el pequeño comercio familiar. Nueva York cambia también permanentemente , pero todavía conserva una parte de lo que fue hace cincuenta, setenta, cien años...y eso le da un encanto especial.
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