Las galerías de arte suelen cerrar los martes. Algunas no abren los sábados . Algunas otras no abren las mañanas de lunes. Es un planteamiento de negocio sin presente ni futuro aquí. Como las autonomías en sus gastos sin control han creado más museos de arte contemporáneo y espacios de cultura , que habitantes, existen numerosos artistas, por supuesto enchufados por los impagables amigos , que exponen su obra en esos espacios que de una u otra forma hay que llenar con lo que sea y como sea.
Ramón Gaya, maestro solitario, en su correspondencia desde su exilio en Mexico , comentaba no querer hablar de la guerra civil, ni siquiera recordarla . Decía haber conocido a hombres menores que en el relato de su desdicha trataban de encontrar su única forma de grandeza. Viene al caso por las últimas declaraciones de Pedro Almodovar, que anda de gran promoción de su nueva película, que en gran parte, por cierto, financiamos todos de nuestro bolsillo, y que acaba de presentar en Cannes. La guerra civil española fue un desgarro absoluto para los que la padecieron. Los que perdieron la vida en ella y sus familias. Hubo un frente de guerra y dos retaguardias plagadas de asesinatos. Verlo ochenta años después desde un solo punto de vista y además tratando de imponerlo como la razón absoluta, es de sentimiento pequeño, intelectualmente pobre y fundamentalmente falso. Todas las familias de uno y otro bando pueden contar historias terribles. La mayor parte de esas historias estan causadas por mala gente que detrás de una idea asesinaban sin más. Yo he escuchado relatos atroces de mi familia. No me mintieron. En su ira , justificada plenamente, nunca contemplaron la posibilidad de que en el otro bando también hubiera inocentes sacrificados en aquel aquelarre monstruoso. Yo sí lo sé a estas alturas. Me parece que Almodovar, que por supuesto también lo sabe, es una persona mediocre. Un hombre menor.
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Las galerías de arte suelen cerrar los martes. Algunas no abren los sábados . Algunas otras no abren las mañanas de lunes. Es un planteamiento de negocio sin presente ni futuro aquí. Como las autonomías en sus gastos sin control han creado más museos de arte contemporáneo y espacios de cultura , que habitantes, existen numerosos artistas, por supuesto enchufados por los impagables amigos , que exponen su obra en esos espacios que de una u otra forma hay que llenar con lo que sea y como sea.
Ramón Gaya, maestro solitario, en su correspondencia desde su exilio en Mexico , comentaba no querer hablar de la guerra civil, ni siquiera recordarla . Decía haber conocido a hombres menores que en el relato de su desdicha trataban de encontrar su única forma de grandeza. Viene al caso por las últimas declaraciones de Pedro Almodovar, que anda de gran promoción de su nueva película, que en gran parte, por cierto, financiamos todos de nuestro bolsillo, y que acaba de presentar en Cannes. La guerra civil española fue un desgarro absoluto para los que la padecieron. Los que perdieron la vida en ella y sus familias. Hubo un frente de guerra y dos retaguardias plagadas de asesinatos. Verlo ochenta años después desde un solo punto de vista y además tratando de imponerlo como la razón absoluta, es de sentimiento pequeño, intelectualmente pobre y fundamentalmente falso. Todas las familias de uno y otro bando pueden contar historias terribles. La mayor parte de esas historias estan causadas por mala gente que detrás de una idea asesinaban sin más. Yo he escuchado relatos atroces de mi familia. No me mintieron. En su ira , justificada plenamente, nunca contemplaron la posibilidad de que en el otro bando también hubiera inocentes sacrificados en aquel aquelarre monstruoso. Yo sí lo sé a estas alturas. Me parece que Almodovar, que por supuesto también lo sabe, es una persona mediocre. Un hombre menor.
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