Hacia el final de Agosto, en el Norte, los contornos nítidos y las sombras pronunciadas empiezan a borrarse poco a poco en una leve neblina que cubre los campos al atardecer. Lo recuerdo bien. Era una luz magnífica y en ella habitaba una cierta melancolía. Recuerdo bien aquellas tardes ya más frescas. Unas semanas después, camino del Sur, quedaban atrás las nubes oscuras y el presagio del otoño y viajabamos hacia el último resplandor dorado del verano. Lo recuerdo muy bien. En los colegios se deberían premiar los sueños y a los soñadores. Se debería también enseñar a ensoñar, que es un sueño consciente. He crecído como he podido en la creencia establecida de que los soñadores son fracasados y los sueños un asunto impractico. A pesar del peso de la culpa he soñado mucho y creo en el poder del sueño y de la ensoñación. Sin sueños el mundo no hubiera evolucionado en absoluto. Nos hacen falta más soñadores.
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Hacia el final de Agosto, en el Norte, los contornos nítidos y las sombras pronunciadas empiezan a borrarse poco a poco en una leve neblina que cubre los campos al atardecer. Lo recuerdo bien. Era una luz magnífica y en ella habitaba una cierta melancolía. Recuerdo bien aquellas tardes ya más frescas. Unas semanas después, camino del Sur, quedaban atrás las nubes oscuras y el presagio del otoño y viajabamos hacia el último resplandor dorado del verano. Lo recuerdo muy bien.
En los colegios se deberían premiar los sueños y a los soñadores. Se debería también enseñar a ensoñar, que es un sueño consciente. He crecído como he podido en la creencia establecida de que los soñadores son fracasados y los sueños un asunto impractico. A pesar del peso de la culpa he soñado mucho y creo en el poder del sueño y de la ensoñación. Sin sueños el mundo no hubiera evolucionado en absoluto. Nos hacen falta más soñadores.
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