La vibración general es extraña. La primavera es una estación inestable. Supone un gran cambio. Tal vez sea la estación del año en la que cambia más radicalmente la atmósfera. Éste año ha llegado seca y calurosa. No sé si esto augura un verano muy seco y caluroso o es una rareza.
De pequeño pasaba el mes de Mayo con mi abuelo materno en el campo. Estábamos hasta entrado el mes de Junio. El cielo era azul intenso, como no he vuelto a ver otro. Todavía el calor , salvo en las horas centrales del día , no era excesivo. En ocasiones llovía mansamente y me quedaba jugando dentro de casa . En el campo jugaba en la tierra , con piedras y palos. En ese mismo espacio estuvieron asentados los tartesos y después los romanos.
Al Sur antes de la colina de Don Rodrigo plantaban sus chozos los pastores . Eran nómadas. Pasaban allí temporadas. Algunas tardes caminabamos hasta los chozos. Recuerdo al pastor viejo, vestido de negro y con gafas redondas. Hacían queso de oveja y criaban mastines. Una pastora joven se acababa de casar y recuerdo que nos enseñaron su chozo nuevo. Los chozos eran unas construcciones redondas parecidas al sombrero de las bellotas. Unas construcciones maravillosas que mantenían buena temperatura interior y eran muy impermeables. Ya no veo chozos en Extremadura. Tampoco veo burros ni caballos ni mulas de trabajo. Pocos viven en el campo. La gente se ha ido a los pueblos , que allí son grandes. Van a trabajar al campo en coche. Aquel campo de mi infancia ha desaparecido. Estaba más cercano al mundo antiguo de lo que está el presente, de los días de mi infancia.
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La vibración general es extraña. La primavera es una estación inestable. Supone un gran cambio. Tal vez sea la estación del año en la que cambia más radicalmente la atmósfera. Éste año ha llegado seca y calurosa. No sé si esto augura un verano muy seco y caluroso o es una rareza.
De pequeño pasaba el mes de Mayo con mi abuelo materno en el campo. Estábamos hasta entrado el mes de Junio. El cielo era azul intenso, como no he vuelto a ver otro. Todavía el calor , salvo en las horas centrales del día , no era excesivo. En ocasiones llovía mansamente y me quedaba jugando dentro de casa . En el campo jugaba en la tierra , con piedras y palos. En ese mismo espacio estuvieron asentados los tartesos y después los romanos.
Al Sur antes de la colina de Don Rodrigo plantaban sus chozos los pastores . Eran nómadas. Pasaban allí temporadas. Algunas tardes caminabamos hasta los chozos. Recuerdo al pastor viejo, vestido de negro y con gafas redondas. Hacían queso de oveja y criaban mastines. Una pastora joven se acababa de casar y recuerdo que nos enseñaron su chozo nuevo. Los chozos eran unas construcciones redondas parecidas al sombrero de las bellotas. Unas construcciones maravillosas que mantenían buena temperatura interior y eran muy impermeables. Ya no veo chozos en Extremadura. Tampoco veo burros ni caballos ni mulas de trabajo. Pocos viven en el campo. La gente se ha ido a los pueblos , que allí son grandes. Van a trabajar al campo en coche. Aquel campo de mi infancia ha desaparecido. Estaba más cercano al mundo antiguo de lo que está el presente, de los días de mi infancia.
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