En el domingo de pascua, cuando éramos pequeños mis hermanos y yo, mi madre nos escondía huevos de chocolate, huevos de pascua, entre las matas de un costero. El costero de los almendros. Teníamos que bajar hasta allí y buscarlos. Hoy domingo de resurrección, había migas con huevos fritos para comer. Un plato típico del campo en esa zona de Extremadura. Recuerdo las primaveras allí . Nunca he visto un cielo más azul. Aquellos años en Bonabal fueron lo más cerca que he estado de la felicidad. Es otra patria perdida para siempre. Ya no soy de allí. Mi destino , el que se va construyendo por uno mismo y por la voluntad ajena, me ha alejado definitivamente de aquella tierra. Soy un extranjero.
1 comentarios:
En el domingo de pascua, cuando éramos pequeños mis hermanos y yo, mi madre nos escondía huevos de chocolate, huevos de pascua, entre las matas de un costero. El costero de los almendros. Teníamos que bajar hasta allí y buscarlos. Hoy domingo de resurrección, había migas con huevos fritos para comer. Un plato típico del campo en esa zona de Extremadura.
Recuerdo las primaveras allí . Nunca he visto un cielo más azul. Aquellos años en Bonabal fueron lo más cerca que he estado de la felicidad. Es otra patria perdida para siempre. Ya no soy de allí. Mi destino , el que se va construyendo por uno mismo y por la voluntad ajena, me ha alejado definitivamente de aquella tierra. Soy un extranjero.
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