Estuve acompañando a una persona en una clínica. Allí estaba también internado un viejo profesor. Sordo, sin dientes, de muy mal humor y viejo además de envejecido. Ser mayor debe ser muy duro. Verse dependiente de otros y ver el mundo alrededor moviéndose sin poder participar en nada.
Cuenca capital debe andar por los cuarenta mil habitantes. Está dividido en dos psrtes muy diferenciadas. La ciudad antigua arriba y la ciudad moderna abajo en el llano. La naturaleza siempre está presente. En Madrid me doy cuenta de que la naturaleza rural queda lejos. Esto es naturaleza urbana . No tiene nada que ver con el mundo rural. La gente también es diferente. Siguen siendo de pueblo para lo bueno y lo malo. Estuve en un Burger y me pareció una absoluta locura. Había muchos niños y todos gritando y los adultos a voces. Ensordecedor. Insoportable! Era vispera de fiesta y supone un lugar socorrido para los niños. Los sueltas allí con su whopper y te olvidas. Una absoluta locura. Una vez en el pueblo, solo hay silencio interrumpido por las campanas de la iglesia. El reloj da las horas y las medias. Las campanas llaman a misa. Algunos zorros suben hasta los cubos de basura. Nadie les hace caso y están tan confiados que he visto alguno durmiendo al Sol por la mañana en la plaza. Los días de fiesta, cuando aperecen los forasteros de visita, ellos desaparecen . Sé en donde vive una zorra porque la he visto más de una vez saliendo y entrando de una enorme zarzamora en el camino de Huete. Sé que es hembra porque la he visto con algún cachorro. Cuenca es frío. La primavera es tardía y el verano no muy largo , por intenso que sea. El frío no me gusta y hacia la vejez menos, pero no tengo opciones y la ciudad con su densidad me cansa.
Recuerdo Extremadura, claro. El Sol, la luz, el campo , lo vivído. A veces duele. A veces es triste el camino de la vida. Procuro que la herida haga costra más pronto que tarde, pero sé que no tengo raiz en Altomira. Soy forastero.
3 comentarios:
Estuve acompañando a una persona en una clínica. Allí estaba también internado un viejo profesor. Sordo, sin dientes, de muy mal humor y viejo además de envejecido. Ser mayor debe ser muy duro. Verse dependiente de otros y ver el mundo alrededor moviéndose sin poder participar en nada.
Cuenca capital debe andar por los cuarenta mil habitantes. Está dividido en dos psrtes muy diferenciadas. La ciudad antigua arriba y la ciudad moderna abajo en el llano. La naturaleza siempre está presente. En Madrid me doy cuenta de que la naturaleza rural queda lejos. Esto es naturaleza urbana . No tiene nada que ver con el mundo rural. La gente también es diferente. Siguen siendo de pueblo para lo bueno y lo malo. Estuve en un Burger y me pareció una absoluta locura. Había muchos niños y todos gritando y los adultos a voces. Ensordecedor. Insoportable! Era vispera de fiesta y supone un lugar socorrido para los niños. Los sueltas allí con su whopper y te olvidas. Una absoluta locura. Una vez en el pueblo, solo hay silencio interrumpido por las campanas de la iglesia. El reloj da las horas y las medias. Las campanas llaman a misa. Algunos zorros suben hasta los cubos de basura. Nadie les hace caso y están tan confiados que he visto alguno durmiendo al Sol por la mañana en la plaza. Los días de fiesta, cuando aperecen los forasteros de visita, ellos desaparecen . Sé en donde vive una zorra porque la he visto más de una vez saliendo y entrando de una enorme zarzamora en el camino de Huete. Sé que es hembra porque la he visto con algún cachorro. Cuenca es frío. La primavera es tardía y el verano no muy largo , por intenso que sea. El frío no me gusta y hacia la vejez menos, pero no tengo opciones y la ciudad con su densidad me cansa.
Recuerdo Extremadura, claro. El Sol, la luz, el campo , lo vivído. A veces duele. A veces es triste el camino de la vida. Procuro que la herida haga costra más pronto que tarde, pero sé que no tengo raiz en Altomira. Soy forastero.
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