Hace años un visitante anónimo del blog preguntó por el tío Calasparra. Eran otros tiempos . Todavía mos visitaba Sal Paradise y cualquier comentario pertenecía a las afueras de la ciudad. El visitante anónimo debió hacer esa pregunta hace como diez años o más. Mi abuelo nos contaba cuentos, inventados, del tío Calasparra. Nos lo describía como un hombre solitario, valiente y que se enfrentaba a lobos hambrientos en el monte. Mi abuelo nació en los últimos años del siglo XIX , no sé la fecha exacta . Era un hombre de otro tiempo, así es que las aventuras de Calasparra puede que a su vez las escuchara a su padre o a su abuelo. No puedo decir mucho más sobre eso. Nos las contaba en el campo debajo de un cuadro en el que un jabalí enorme era agarrado por una reala de perros.
Aquel campo era otro campo y el mundo otro mundo muy distinto. El cortijo no tenía luz eléctrica y la calefacción eran las chimeneas de leña y las glorias, una herencia romana , que consistía en hacer arder hogueras subterraneas, en una red de galerías bajo la casa. Nos alumbrábamos con candiles, quinqués , carburos y lamparillas de aceite. Nos acostábamos y nos levantamos muy temprano. En el campo todavía las labores se hacían con mulas y los burros y los caballos eran el medio de transporte que utilizaba la gente para desplazarse. No tengo nada allí y tampoco tengo nada de allí que no sean mis propios recuerdos.
En una ocasión murió un viejo mulato de pelo gris. Al poco tiempo empezaron a aparecer en el cielo los primeros buitres. En un par de días los restos del mulato dejado a la intemperie en el campo , eran un montón de huesos y piel . Los buitres y los grajos terminaban de comer todo menos el esqueleto de la bestia. Aparecían entonces los quebrantahuesos y terminaban de liquidar los últimos despojos del pobre mulato. En pocos días no quedaba por allí ni el recuerdo. Una limpieza natural y ecológica. Hoy día eso está terminantemente prohibido. Recuerdo la escena , el olor nauseabundo , los buitres saciados, incapaces de remontar el vuelo. íbamos andando hasta ese lugar y lo observabamos todo, con la curiosidad de los niños. La muerte, la vida …
3 comentarios:
Hace años un visitante anónimo del blog preguntó por el tío Calasparra. Eran otros tiempos . Todavía mos visitaba Sal Paradise y cualquier comentario pertenecía a las afueras de la ciudad. El visitante anónimo debió hacer esa pregunta hace como diez años o más.
Mi abuelo nos contaba cuentos, inventados, del tío Calasparra. Nos lo describía como un hombre solitario, valiente y que se enfrentaba a lobos hambrientos en el monte. Mi abuelo nació en los últimos años del siglo XIX , no sé la fecha exacta . Era un hombre de otro tiempo, así es que las aventuras de Calasparra puede que a su vez las escuchara a su padre o a su abuelo. No puedo decir mucho más sobre eso. Nos las contaba en el campo debajo de un cuadro en el que un jabalí enorme era agarrado por una reala de perros.
Aquel campo era otro campo y el mundo otro mundo muy distinto. El cortijo no tenía luz eléctrica y la calefacción eran las chimeneas de leña y las glorias, una herencia romana , que consistía en hacer arder hogueras subterraneas, en una red de galerías bajo la casa. Nos alumbrábamos con candiles, quinqués , carburos y lamparillas de aceite. Nos acostábamos y nos levantamos muy temprano. En el campo todavía las labores se hacían con mulas y los burros y los caballos eran el medio de transporte que utilizaba la gente para desplazarse.
No tengo nada allí y tampoco tengo nada de allí que no sean mis propios recuerdos.
En una ocasión murió un viejo mulato de pelo gris. Al poco tiempo empezaron a aparecer en el cielo los primeros buitres. En un par de días los restos del mulato dejado a la intemperie en el campo , eran un montón de huesos y piel . Los buitres y los grajos terminaban de comer todo menos el esqueleto de la bestia. Aparecían entonces los quebrantahuesos y terminaban de liquidar los últimos despojos del pobre mulato. En pocos días no quedaba por allí ni el recuerdo. Una limpieza natural y ecológica. Hoy día eso está terminantemente prohibido. Recuerdo la escena , el olor nauseabundo , los buitres saciados, incapaces de remontar el vuelo. íbamos andando hasta ese lugar y lo observabamos todo, con la curiosidad de los niños. La muerte, la vida …
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