Estos dibujos de los diarios de 1983 tienen más de cuarenta años. había vuelto de Inglaterra, estaba viviendo en Madrid y me dedicaba a la ilustración gráfica. Tenía mucho trabajo. A veces rechazaba encargos por la imposibilidad de realizarlos. No me gustaba nada lo que se me encargaba. Todo iba muy rápido y era una situación de estrés brutal. Duró hasta el 85. Ahí se acabó todo.
En el 83 estaba viviendo en la calle Dulcinea. Pasaba muchas horas trabajando. La guitarra estaba muy abandonada. Todo estaba abandonado , salvo el trabajo como ilustrador. La gente con la que tenía que tratar era muy gris y mediocre. El panorama español era muy cateto. Viniendo desde Londres me deprimía mucho.
Creo que la idea de dejarlo vino más tarde. En esa época la idea, aunque difusa, era ir a Los Ángeles, en donde mis dibujos habían conectado muy bien con la sensibilidad gráfica californiana. Me lo comentó el director de una agencia de ilustración en Londres. En la etapa final en Inglaterra , sin embargo, había desarrollado un estilo de ilustración muy británico. El estilo de aerógrafo más americano se había quedado atrás. En Madrid no existía nada de nada. Todo era imitación cutre.
Las carpetas eran , y los son aún hoy día, un recopilatorio de ideas diarias. De ahí parten muchos cuadros. Estoy encuadernándolas poco a poco. Debo llevar unas sesenta carpetas convertidas en libros. Hay evidentemente años de más de un tomo. Voy hacia atrás en el tiempo y calculo que me quedan unas doce por encuadernar. En Enero empiezo el primero , con los dibujos del año que terminó. El proceso es artesano lento y no barato, pero es una forma de tener una memoria de dibujos bastante bien organizada. Estamos hablando de un volumen no inferior a nueve mil dibujitos, que son el esqueleto de mi trabajo como pintor a lo largo de mi vida.
4 comentarios:
Estos dibujos de los diarios de 1983 tienen más de cuarenta años. había vuelto de Inglaterra, estaba viviendo en Madrid y me dedicaba a la ilustración gráfica. Tenía mucho trabajo. A veces rechazaba encargos por la imposibilidad de realizarlos. No me gustaba nada lo que se me encargaba. Todo iba muy rápido y era una situación de estrés brutal. Duró hasta el 85. Ahí se acabó todo.
En el 83 estaba viviendo en la calle Dulcinea. Pasaba muchas horas trabajando. La guitarra estaba muy abandonada. Todo estaba abandonado , salvo el trabajo como ilustrador. La gente con la que tenía que tratar era muy gris y mediocre. El panorama español era muy cateto. Viniendo desde Londres me deprimía mucho.
Creo que la idea de dejarlo vino más tarde. En esa época la idea, aunque difusa, era ir a Los Ángeles, en donde mis dibujos habían conectado muy bien con la sensibilidad gráfica californiana. Me lo comentó el director de una agencia de ilustración en Londres. En la etapa final en Inglaterra , sin embargo, había desarrollado un estilo de ilustración muy británico. El estilo de aerógrafo más americano se había quedado atrás. En Madrid no existía nada de nada. Todo era imitación cutre.
Las carpetas eran , y los son aún hoy día, un recopilatorio de ideas diarias. De ahí parten muchos cuadros. Estoy encuadernándolas poco a poco. Debo llevar unas sesenta carpetas convertidas en libros. Hay evidentemente años de más de un tomo. Voy hacia atrás en el tiempo y calculo que me quedan unas doce por encuadernar. En Enero empiezo el primero , con los dibujos del año que terminó. El proceso es artesano lento y no barato, pero es una forma de tener una memoria de dibujos bastante bien organizada. Estamos hablando de un volumen no inferior a nueve mil dibujitos, que son el esqueleto de mi trabajo como pintor a lo largo de mi vida.
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