Verano en el campo. El paisaje requemado por el Sol. Somos el Norte de África. Bajaban los becerros a beber al pantano envueltos en una nube de polvo ocre y los carda bueyes posados en la grupa. Escuchábamos esto , como una llamada del Sur. Todavía no sabía que también allí era ya extranjero. Aquel horizonte , aquel paisaje, aquel espacio amplio hasta las lejanas montañas azules, no sería nunca una patria para mí. Aquel lugar querido en la infancia , no sería más que algo irreal, tal vez solo soñado.
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Verano en el campo. El paisaje requemado por el Sol. Somos el Norte de África. Bajaban los becerros a beber al pantano envueltos en una nube de polvo ocre y los carda bueyes posados en la grupa. Escuchábamos esto , como una llamada del Sur. Todavía no sabía que también allí era ya extranjero. Aquel horizonte , aquel paisaje, aquel espacio amplio hasta las lejanas montañas azules, no sería nunca una patria para mí. Aquel lugar querido en la infancia , no sería más que algo irreal, tal vez solo soñado.
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