Así eran los teléfonos en mi infancia. El primero que recuerdo era negro y ya más tarde, en los sesenta , los instalaron de color crema. No existían los móviles , ni los ordenadores ni la tv en color, ni toda esa parrilla enorme de canales basura.
Hoy he comprado un cartucho de castañas en una castañera de la calle. No estaban mal. En invierno, ya cerca de Navidad, como ahora, en Madrid hacía mucho frío y las castañas te ayudaban a calentar las manos. Los inviernos son más benignos ahora y quedan pocos puestos de castañas.
Hoy he estado en el médico. Le conozco desde hace unos treinta años. Tenemos ya cierta confianza mutua. hemos estado hablando de la muerte. No sé como hemos llegado a eso. No sabemos nada. No tenemos respuesta, ni él ni yo. A ambos nos inquieta. No nos libraremos. Hemos hablado tranquilamente y al volverme caminando a casa, seguía pensando en ese abismo inexorable. la mañana era preciosa , húmeda y el aire templado y dulce, iba mirando los colores de las hojas caídas sobre el suelo , ocres, amarillos, rojizos...la vida es una oportunidad.
Por la tarde a última hora había un atasco enorme en la Castellana . Un político... una personalidad, seguramente un trepador, venía de algún acto o iba a otro , parando la vida de los que pagamos y sostenemos todo el tinglado del estado, a nuestro pesar. Todo sea por su seguridad.
4 comentarios:
Así eran los teléfonos en mi infancia. El primero que recuerdo era negro y ya más tarde, en los sesenta , los instalaron de color crema. No existían los móviles , ni los ordenadores ni la tv en color, ni toda esa parrilla enorme de canales basura.
Hoy he comprado un cartucho de castañas en una castañera de la calle. No estaban mal. En invierno, ya cerca de Navidad, como ahora, en Madrid hacía mucho frío y las castañas te ayudaban a calentar las manos. Los inviernos son más benignos ahora y quedan pocos puestos de castañas.
Hoy he estado en el médico. Le conozco desde hace unos treinta años. Tenemos ya cierta confianza mutua. hemos estado hablando de la muerte. No sé como hemos llegado a eso. No sabemos nada. No tenemos respuesta, ni él ni yo. A ambos nos inquieta. No nos libraremos. Hemos hablado tranquilamente y al volverme caminando a casa, seguía pensando en ese abismo inexorable. la mañana era preciosa , húmeda y el aire templado y dulce, iba mirando los colores de las hojas caídas sobre el suelo , ocres, amarillos, rojizos...la vida es una oportunidad.
Por la tarde a última hora había un atasco enorme en la Castellana . Un político... una personalidad, seguramente un trepador, venía de algún acto o iba a otro , parando la vida de los que pagamos y sostenemos todo el tinglado del estado, a nuestro pesar. Todo sea por su seguridad.
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