viernes, enero 06, 2023

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1 comentarios:

Blogger charligreus ha dicho...

Hace unos días hablé con una amiga de toda la vida con la que pasé muy buenos momentos en la época freak. Fuimos muy buenos amigos y siendo la persona que es, tengo un profundo afecto personal por ella. Nunca nos vemos y hablamos muy de vez en cuando por teléfono. Nunca dejo de hacerlo en navidad. Fue actriz y acabada esa etapa se dedicó a la pintura haciendo un par de exposiciones. Actualmente vive sola y no tiene relación con nadie. Lee, medita, piensa y sobrevive. Me dijo que había estado pensando en diferentes formas de suicidio. Tirarse por el balcón es una , viviendo en un sexto piso la muerte es segura , pero tan dramática y tan horrible para el portero, le conoce desde hace muchos años, y las personas que pasen por la calle en ese momento que queda descartado, además del horrible aspecto que se te queda, y que es tan importante para una artista, me dijo. El disparo es complicado, porque hay que tener licencia de uso y tener un mínimo manejo del arma, sin mencionar el sonido del disparo y el terrible impacto sobre la persona que descubra el cadáver, probablemente en su caso , su asistenta, una buena persona discreta y atenta según me dijo también. Un veneno , está al alcance de cualquiera , es barato y ni hace ruido ni deja una huella demasiado evidente alrededor del muerto, pero , claro, es muy doloroso y la agonía puede ser lenta y terrible. Sobredosis de somnífero es lo ideal. Los viejos hippies hemos tenido , el que más y el que menos, algún momento raro por pasote y se pasa muy muy mal. No está nada claro que te duermas y simplemente no despiertes. Cualquier intento de hacerlo es un infierno y una lucha contra lo que te tumba. En un momento dado le dije que lo más sensato es seguir viviendo. Claro, pero a veces es también lo más difícil . Existe la posibilidad de la pastilla o inyección, o lo que sea, en Suiza. Tampoco admiten a cualquier suicida "caprichoso" y cuesta una pasta , viaje y estancia aparte.
Así me habló por año nuevo mi vieja amiga. Siempre riéndose de su sombra, pero ya nunca bailando al Sol. No tiene ni correo electrónico ni móvil ni ordenador ni noticias sobre el mundo de ahora. Me dejó un poso de tristeza, que unido a otras cosas de la vida, no se me ha ido de encima en estos días.

10:11 p. m.  

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